miércoles, 11 de julio de 2007

Moral del establecimiento de práctica

“Nuestra misión como entidad educativa es propender junto a la familia, desarrollar una formación integral de joven, facilitándole conocer sus capacidades y limitaciones para realizar una libre asunción de valores que le permitan robustecer y afianzar su identidad personal, descubrir su lugar en el mundo y realizar una opción profesional al servicio de la comunidad, en la construcción de una sociedad mejor, inspirada en el evangelio.”
Este extracto pertenece a la misión del establecimiento educacional donde realizamos nuestra práctica pedagógica el primer semestre del año en curso. Podemos identificar, luego de dos semanas intensivas de prácticas, que la moral perteneciente a este establecimiento es la moral habitual, ya que se funda principalmente en las creencias religiosas, de origen católico, que presenta el establecimiento, lo que hace que exista un lineamiento general en toda la práctica educativa del colegio orientada hacia los valores presentes en la iglesia católica, por lo tanto las reglas impuestas por el colegio se basan en el pensamiento católico.
Por lo tanto la moral habitual perteneciente al establecimiento no es propia de este, sino que es extraída del pensamiento religioso.
Si analizamos la moral perteneciente al establecimiento educativo, y la comparamos con lo extraído de la misión y lo observado por nosotras en la práctica, podemos señalar que la realidad diaria no se condice con lo establecido, porque en la misión habla de la asunción de los valores del alumnado, que el colegio debe ayudar en eso y que así formen una identidad valórica, pero esto se contrasta con lo que ocurre en el aula, pues las profesoras y profesores, son muy rígidos con los alumnos en las actitudes, llegando incuso a verbalizaciones inadecuadas con los alumnos, como por ejemplo “estas loco tú”, o “siempre te portas mal y nunca vas a cambiar”, hasta llegar a hacer creer al niño o niña que realmente es así, bajando su autoestima y una nula “educación en valores”, incluso llegamos a escuchar de la boca de un niño que él era destructivo.
También pudimos observar que la moral y los valores de los apoderados, contrasta con su ideología católica. Esto lo pudimos evidenciar en una reunión de apoderados, en donde existía un dilema de dinero en el curso. Algunos apoderados no habían cancelado las mensualidades en el plazo correspondiente, y algunos apoderados dieron la idea de publicar una lista con los deudores, para así dejar en vergüenza a los apoderados y lograr de esta manera que pagaran las mensualidades atrasadas, tal cual lo manifestó una de las apoderadas.
En cuanto a las planificaciones, pudimos observar que en estas va inserto un punto que habla de los valores que se quieren formar en los niños y niñas semestralmente, y anualmente. Sin embargo al poner en práctica estas planificaciones mediante el trabajo de aula, pudimos observar que los valores no están presentes, las actividades no están focalizadas en la moral, y sólo se enfocan a un trabajo cognitivo con los niños y las niñas del curso. Sólo en ocasiones muy puntuales pudimos observar un trabajo en valores y en cuanto a la moral, como por ejemplo cuando dos niños peleaban y la profesora les explicaba que eso no se hacia, porque todos debíamos ser amigos.
No podemos pretender educar en valores a los niños y niñas de un establecimiento, si no hay un compromiso, primero por parte de la familia, y luego por parte de la institución educativa, específicamente, lo que es el trabajo de aula, del cual la principal responsable es la profesora a cargo.
El primer medio de educación en el niño y la niña, es el núcleo familiar, y si ellos/as observan que su entorno familiar no posee valores o que estos están tergiversados, van a adoptarlos como si estos fuesen los correctos, porque eso es lo que ellos/as observan y lo que imitan, y los llevará tal cual al establecimiento educativo y los pondrá en práctica, y es allí donde debe existir un buen agente mediador, que tome al niño y niña y transforme mediante un trabajo constante los valores y la moral presentes en ellos. Es importante apoyar esta labor con un trabajo con la familia, ya que nada sacamos con cambiar los valores y la moral del niño y niña, si en la casa no existe un cambio. Este apoyo puede realizarse de distintas maneras, como trabajo en reuniones de apoderados, talleres, incentivando a la familia para que participe y se involucre en el ambiente educativo.

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